No he podido escribir sobre estas entrañables fechas antes por varias razones. Entre las comidas familiares, los apretones en el trabajo para rematar distintos proyectos... y que he engordado tanto que los dedos no tecleaban una sola tecla sin la ayuda de un boli.
De estos bonitos días nos quedan muchas cosas.... 5 kilos de más en mi ya dilatada cintura, montones de basura en los contenedores, un discurso de nochebuena que no entiende ni Froilan y un bonito déficit en mi cuenta corriente.
Las comidas de empresa son un tema que necesitan un post aparte, ya que dan para escribir un libro sólo con las tonterías que se sueltan en la proporción que bebes y comes.
Pero sin duda alguna, lo mejor de estas fechas son las rebajas. Mañana arrancan las maravillosas rebajas que rascaran el fondo de nuestros maltrechos bolsillos y la banda magnética de nuestras tarjetas de crédito.
No seré falso, reconozco que las estoy esperando para comprar un par de tonterías para casa... pero no voy a discutir con una vieja histérica por una blusa beige que no me pondré ni en carnaval. Seguramente pasaré por algún centro comercial para disfrutar de la maravillosa experiencia de vivir un documental de la 2 en directo. Ver dos mujeres de más de 45 años tirando de los extremos de un abrigo rebajado es digno de Steve Irwin.. y seguramente tendría más peligro para él que un cocodrilo.
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