Londres, gran ciudad...

Después del corto, pero intenso viaje a Londres, puedo decir que se echa mucho de menos la temperatura otoñal, poder descansar por la noche y la educación de los ingleses. Voy a hacer un pequeño resumen del viaje, espero no extenderme mucho, pero hay mucho que contar.

Empecemos con el vuelo. Era la primera vez que volaba con Ryanair, y debo decir que me encantó la forma que tienen de organizar el vuelo. Si no eres demasiado cortito puedes volar a buen precio y de forma sencilla. Dos horas y cuarto después de salir de Valencia estamos en Londres. Del aeropuerto a la ciudad es autobús, contratado desde Valencia. En 55 minutos estamos en el centro de la ciudad, y con una parada de metro a 3 minutos de nosotros. Tras el primer contacto con los planos del metro, de forma rápida y sencilla en el hotel.

Tengo que admitir que yo creía que tenía un nivel de inglés aceptable, pero en cuanto llegas a Londres y hablas con alguien de allí te das cuenta de que todos los años de estudio no valen para nada, y hablar con alguien autóctono es mucho más difícil de lo que cualquiera pueda imaginarse. Uno acaba acostumbrándose al inglés, he de decir que en 24 horas entendía lo que me quería decir la gente... aunque ellos no me entendieran muy bien a mi.

El metro es brutal. Es grande, rápido, llega a todos los rincones de la ciudad... pero está muy mal ventilado. Si en la calle hay unos 19 grados, dentro de los vagos se llega a 30 fácilmente, con lo que es un caldo de cultivo ideal para coger la gripe o tener una bajada de tensión. Otra cosa criticable de la ciudad es la falta de papeleras por las calles, lo que te obliga a llevar la basura en la mano hasta que encuentras alguna perdida que se han olvidad de quitar... aunque me sorprende que sin haber papeleras las calles están muy limpias, sin rastro de colillas, mierdas de perro o papeles... como en España.

Los famosos mercadillos son increíbles. Llenos de cosas curiosas que comprar, de puestos de comida china, brasileña, africana... todo recién hecho y riquísimo. La gente se agolpa en los puestos, pero no como en nuestro país. Allí no van al mogollón a tocarlo todo y no comprar nada, allí son más civilizados que aquí. También tenemos los museos, llenos de arte robado a Egipto, Grecia, Italia... un expolio público para admirar lo que habría en su momento en otros países y hacerte la idea de que allí sólo puede quedar la arena... hasta que la quieran robar también.

Un par de días nos encontramos en el metro con aficionados del Arsenal que se dirigían hacia la Emirates Cup. En ese momento nos encontramos con la escoria que viene de vacaciones a nuestro país en verano, borrachos de caras rosadas y axila rancia que basan su diversión en beber más de lo que el cuerpo puede aguantar. A pesar de esos idiotas, el resto de la población es sumamente educada y servicial, muy dispuestos a ayudarte si lo necesitas. Una población llena de árabes, pakistaníes e indios, que forman la base trabajadora de Londres.

Aprovechamos el viaje para ver el musical de Thriller. No soy imparcial en cuanto a la música de Michael Jackson, pero es el mejor musical que he visto en mi vida. Gran puesta es escena, grandes bailarines y mejores cantantes. En un par de ocasiones tuve que aguantar para que la lágrima no apareciera. Recomiendo a todo el mundo que pueda que lo disfrute.

Creo que no me dejo mucho por contar, gran ciudad, con grandes monumentos, muy agradable para vivir. Tal vez si tuviera 10 años menos me iría a vivir una temporada a Londres, volvería con un buen nivel de inglés y muchas experiencias enriquecedoras. Tengo que admitir que el Fish & Chips está muy bueno, la gente es mucho más educada que aquí y allí tienen tallas de ropa para mi... cosa que les da mucho puntos.