El fin de semana en Morella nos ha venido muy bien. Hemos estado relajados, hemos cambiado de aires un poquito y nos hemos pegado un par de comilonas que no se las salta un gitano.
El hotel en el centro de la ciudad amurallada nos ha permitido unos desplazamientos muy cortitos y paseos por las calles empedradas y desniveladas que me agotaron bastante. De todas formas siempre hay alguien que te jode un buen día.
En la cena en el hotel, todo muy bueno y regado por sangría, teníamos atrincherados a varios niños con sus respectivos padres. Yo recuerdo mi infancia, sentado al lado de mi madre cuando salia de casa, sin gritar, ni corretear, ni ser impertinente... pero eso ha cambiado. Los niños gritan, dan golpes con los cubiertos sobre la mesa, lloran para llamar la atención... todo esto ante la pasividad de los padres, que llegan incluso a reírles las gracias.
Los niños no tienen culpa de nada... pero a los padres les pegaba yo un par de hostias para que espabilaran y educaran mejor a sus hijos. Aquí hay una desidia en la educación de las nuevas generaciones preocupante. Estos padres de hoy en día no se preocupan de nada, y encima tienen la cara de culpar a los profesores de sus hijos por la mala conducta y falta de vara de los niños... lamentable.
Además de permitir la entrada en la cárcel de los menores de 18 añitos, yo haría responsable directo a los padres, multándolos por los actos de sus hijos. No tengo porque aguantar que un niñato me ralle el coche, me insulte o tenga que aguantarme las ganas de cruzarle la cara porque es menor. Si tiene pelos en los huevos para meterse con un adulto, tiene pelos en los huevos para recibir su castigo correspondiente.
De todas formas, un fin de semana muy bueno, un puente relajado y muy agradecido a todos mis ex-compañeros, porque además de aguantarme mucho... han sido muy generosos.
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