Conciertos...

Tiempo sin actualizar, vacaciones de por medio de las que acabo de volver y empiezo a ponerme al día. Fíjate que me gustan a mí los conciertos, que en el último mes he intentado ir a 2.

El primero prometía, concierto de las fiestas populares de un pueblo valenciano, Carlos Baute. Pueblo pequeño, organización lamentable y cielo encapotado. Allí estábamos mi amigo Jans y yo con nuestras respectivas parejas, esperando a un Baute oxigenado o un camino hacia el coche entre charcos... y apareció a la hora exacta, con purpurina entre los dedos de las bailarinas, cuatro pases espectaculares y... y unas disculpas públicas porque las cuatro gotas que empezaban a caer los ponían en peligro... palabras textuales: "Estamos sobre 220 voltios y hay mucho peligro aquí". Carlitos, en mi casa también hay 220V... supongo que en su país están acostumbrados a la electricidad que da un generador portátil... Como era de esperar, el concierto se reanudó a los 40 minutos, justo en el mismo momento que la lluvia caía con más fuerza...

Rápidamente, mi hábil compañero y yo, entradas en mano, fuimos a taquilla a reclamar nuestro dinero antes de que la marabunta se percatara del mismo hecho y empezara a zarandear la pequeña taquilla que habitaba nuestro amigo del ayuntamiento. Llamada al concejal de fiestas de turno y lo que se esperaba, no se devolvía el dinero a nadie hasta el martes. No me molestó tener que pasarme en mis vacaciones por el ayuntamiento, tenía tiempo de sobra... pero a las 30 o 40 personas que estaban empujando aquella taquilla, mojados y con cara de pocos amigos no les hizo mucha gracia. El pobre hombre que estaba allí metido se las vio putas, tanto que la pareja de guardias civiles que hacían acto de presencia en el concierto se posicionaron cerca de la multitud para poner orden.

Nosotros no sabemos como acabó aquello, ya que ante una lluvia amenazadora lo mejor es correr hacia tu coche y llegar a casa cuanto antes.

El segundo concierto del mes estuvo mucho mejor. Nos desplazamos hasta Guadalajara para ver el segundo concierto de la nueva gira de Bunbury. Como buenos fans, típicos que gritan y visten camisetas negras, nos personamos en el hotel a las 12 en punto, dejamos nuestros enseres en la habitación y bajamos a buscar algo de ropa de abrigo y un lugar dónde comer. Nada más bajar a recepción me percaté de la presencia de unos peludos compañeros a la puerta del hotel. El comentario que salió de mi boca a mi novia fue "mira, estos peludos seguro que también van al concierto"... pero no podía estar más acertado.

Esos peludos eran Bunbury y su banda, que se alojaban en el mismo hotel que nosotros. Con los nervios propios de una fan, mi novia se dispuso a entablar conversación con el artista. Le pedí la cámara, para hacerle una foto con Enrique, a lo que ella me dio su móvil. Decidí que debía tomar la iniciativa desde la cordura, así que seguí el rastro que dejaba la carrera de mi novia. Muy amablemente interrumpió Mavi al corrillo de músicos... y más amablemente aún Enrique se hizo la foto con mi novia. Voy a guardarme comentarios sobre las pintas de todos, sobretodo a la novia del artista...

El periodo que va desde ese momento hasta la hora de la comida es extraño. Bunbury dormía en el mismo hotel que nosotros, con lo que las posibilidades de encontrárnoslo de nuevo eran muchas. Nos fuimos a comer, dormir un poco y a las 7 de la tarde estábamos en la puerta esperando la apertura de puertas. A las 10 abrieron y a las 11 empezó el concierto.

Concierto espectacular, muy buen sonido, gran actuación y un frío de cojones. Así se resumen las más de 2 horas de música que disfrutamos en aquel gélido campo de fútbol. A la vuelta al hotel los músicos ya habían llegado, pero aún así subimos en el ascensor con el bajo de la banda. Un tío simpático con el que charlé un rato. El que me conozca sabrá que tengo palique como para hablar con alguien desconocido durante algunos minutos... así que allí estaba, de colegueo con el bajo de la banda que nos dijo que había fiesta en el hotel para celebrar el concierto. Tal vez si esa situación me pilla con 8 años menos me planto en la fiesta... pero estaba demasiado cansado y congelado como para darle palique a Bunbury durante un par de horas.