
Cuando no juegas a nada y llevas 2 meses dependiendo de jugadas aisladas y errores arbitrales a tu favor, suele pasar que llega el día en el que tus vergüenzas quedan al descubierto, y acabas un partido con un solo tiro a puerta en el minuto 86 de uno que debuta. Empatar contra el Sporting no es para crucificar a nadie, no jugar a nada, no crear peligro, no aprovechar el balón parado… y venir de empatar contra una banda de alemanes cuyo estilete es un español veterano es lo que remata la jornada. Llevamos tiempo jugando con fuego, echando la moneda al aire y saliendo siempre cara aún sin merecerlo. Espero de verdad que no nos salga cruz en el partido más importante del año, en Alemania.